El paciente pasa sucesivamente de una fase de dieta estricta, aplicada con el uso exclusivo de sustitutivos de comidas y verduras, a una fase de dieta en la que se introduce una comida con alimentos proteicos.
La fase estricta está especialmente recomendada para las personas con sobrepeso grave y para conseguir una pérdida de peso más rápida. En este modo de tratamiento, la ingesta de proteínas se consigue únicamente mediante el consumo de alimentos proteicos «especiales», que garantizan un control total de las calorías consumidas, sin necesidad de pesar ningún alimento y con una cetogénesis estable. Además de estos alimentos, se permiten sin límite las verduras bajas en carbohidratos como el apio, las setas, el pepino, los berros, los rábanos, la ensalada verde, la berenjena, las acelgas, el brócoli, la coliflor, las coles de Bruselas, el pepinillo (sin azúcar añadido), el calabacín, las espinacas, los brotes de soja, los canónigos, la acedera y el pimiento.
La fase mixta ofrece la posibilidad de comer, durante una de las dos comidas principales, alimentos proteicos «normales» de origen animal (carne, pescado) y verduras más variadas. Su uso puede ser beneficioso tras un periodo de dieta estricta, o como primera aproximación para las personas que buscan un programa más diverso y flexible. En esta estrategia dietética, el contenido de azúcares y grasas es algo mayor, pero con los mismos elementos básicos y ventajas de la dieta estricta; la pérdida de peso es menos rápida y el efecto de control del hambre a veces menos drástico. En esta versión, es necesario seguir el protocolo correctamente, porque si no se siguen las dosis recomendadas es más fácil interrumpir la cetosis.
Los alimentos proteicos deben elegirse entre:
ternera, bresaola, carne magra de cerdo, carne blanca de pollo y pavo, jamón desgrasado crudo o cocido.
Pescado: bacalao, dorada, anchoa, lubina, calamar, cazón, pez espada, perca, sepia, lenguado, lubina, atún, trucha, etc.
Como guarnición en cada comida, puede añadir las verduras previstas para la dieta clásica sin límite de cantidad. También se pueden añadir algunas hortalizas ligeramente más azucaradas, hasta un máximo de 180 gramos, como espárragos, berenjenas, alcachofas, coles de Bruselas, tomates, pimientos amarillos y rojos, nabos, diente de león y calabaza amarilla