La función principal del intestino delgado es absorber agua y nutrientes de los alimentos, al tiempo que evita que microbios patógenos, macromoléculas y toxinas entren en el cuerpo.
Este papel de filtro selectivo está garantizado por una vasta capa de células epiteliales (enterocitos) unidas entre sí por uniones estrechas.
Los enterocitos realizan un transporte transcelular activo de nutrientes al organismo. Producen enzimas capaces de dividir las grandes moléculas proporcionadas por los alimentos en partículas más pequeñas (aminoácidos, azúcares simples y ácidos grasos), antes de su absorción y paso al torrente sanguíneo.
Las uniones estrechas son el marco para el transporte pasivo paracelular. El agua, los iones y algunas moléculas pequeñas utilizan esta vía para regular los mecanismos bioquímicos del cuerpo humano.
En el estado fisiológico, las uniones estrechas sólo permiten el paso de un número reducido de moléculas pequeñas (60 angstroms como máximo). El proceso inflamatorio derivado de disbiosis, candidiasis y/o gluten altera las uniones estrechas, lo que resulta en una hiperpermeabilidad de la pared intestinal.
Esta permeabilidad intestinal exagerada facilitará el paso de xenobióticos (moléculas extrañas al organismo) en el sistema circulatorio

Por eso antes de reubicar el intestino usando probióticos es fundamental limpiar y depurar los intestinos